Logró la tercera victoria de Red Bull, mientras Vettel sigue en blanco
Ricciardo le gana nuevamente al tetracampeón
El alemán habla de problemas en su coche que el equipo niega
Sebastian Vettel arrancaba de forma fulgurante, quitándole en un suspiro la segunda plaza a Nico Rosberg. Un poco más adelante, el líder le descabalgaba de nuevo. Fue una gran puesta en escena, digna de sus mejores actuaciones. Parecía que Ricciardo (que partía quinto) doblaría por fin la rodilla ante el cuatro veces campeón del mundo.
Fue un espejismo. Tan sólo tres vueltas después, ya con Hamilton en la cola del pelotón, Vettel pisó el piano en la complicada curva de Pouhon y salió largo, realizando una pequeña expedición por la hierba. Su compañero, que no desperdicia regalos, lo pasó cómodo y comenzó una bonita cabalgada que obtuvo el premio gordo del día.
Primero acosó a un Rosberg que tenía su alerón delantero dañado y luego, ya libre de estorbos, empezó a marcar un ritmo endiablado, a pesar de que su minúsculo alerón trasero invitaba a guardar la ropa. Durante tres cuartos de carrera fue intratable en el cronómetro para cualquiera. Kimi estuvo detrás de él un buen rato, pero desistió en la persecución. El segundo fallo de Rosberg, con un plano incomprensible en el Bus Stop, que da acceso a meta, le permitió un respiro que sería definitivo. Nico estaba obligado a una tercera parada que le privó del triunfo final.
¿Y Vettel? Perdió fuelle, tampoco conservó los neumáticos como su compañero y sólo al final, tras adelantar en las vueltas finales a Button, Alonso y Magnussen, pudo alcanzar un quinto que maquillaba un día nefasto. "He tenido una serie de problemas que mi equipo ni siquiera ve. Parece que vosotros sí los veis"”, se justificaba en los micrófonos de Antena 3 con gesto de incredulidad.
Newey le contradice
Sin embargo, el gurú del diseño de la F1, el que ha construido los coches que Seb ha guiado hasta en 38 ocasiones al triunfo, Adrian Newey, no tuvo problema en dejarle malparado. "Que yo sepa, no ha habido ningún problema en el coche de Sebastian".
Por su parte, el ganador desplegaba el encanto que le está convirtiendo en el líder de la escudería austriaca. Todo le sale a pedir de boca y él responde con progresos visibles cada fin de semana. Ahora intenta meter presión a Mercedes, para no descartar la posibilidad de obtener el título Mundial.
Daniel, hasta Abu Dabi
"Veo muy buenas cosas por venir. Me gustaría conseguir más puntos y tener esperanzas en los próximos circuitos. Estamos muy bien, pero tenemos que estar con los pies en el suelo y saber que es complicado. Espero recuperar puntos antes de llegar a Abu Dabi. Mientras sea matemáticamente posible, lo seguiremos intentando", dice Ricciardo sin abandonar su sonrisa y encogiéndose de hombros.
Desde luego, la puntuación doble de la última cita es un buen motivo para pensar que el Mundial sigue vivo. Mercedes también ayuda.
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